El vicegobernador, Miguel Acevedo, ratificó a representantes de la comunidad originaria de El Mollar que la planta de tratamiento de residuos ubicada a la entrada de ese pueblo “está en proceso de ser trasladada a otro lugar”. Al mismo tiempo les pidió paciencia a los pobladores, molestos por la demora en concretar el cambio de lugar del vertedero.
En los últimos años ha empeorado el estado de saturación o congestión de la planta y las condiciones sanitarias del pueblo. Margarita Mamaní, cacica de la comunidad aborigen, encabezó la reunión que en principio iba a realizarse con el gobernador, Osvaldo Jaldo. El primer mandatario no pudo recibir al contingente por compromisos imprevistos y trasladó esa responsabilidad a Acevedo.
Los originarios y los veraneantes con casas en villa turística hicieron conocer su disconformidad con el convenio que se firmó a principio de mes en Casa de Gobierno con el fin de poner en marcha un plan de tratamiento del depósito de residuos urbanos.
La proliferación de moscas, roedores y los olores nauseabundos, se multiplican en el verano. Es cuando, por la llegada de turistas y veraneantes se multiplica la cantidad de desechos que se acumula en el depósito a cielo abierto ubicado en el acceso al pueblo.
El vecino Luis Moya, uno de los indignados, dijo que “no solo se trata de traer maquinarias y capacitadores, sino de cumplir con la promesa que se nos hizo de que pronto se iba a reubicar la planta; de sacarla del acceso a nuestra comunidad. Pero lo que vemos es que esto seguirá igual: se va a cavar, excavar y enterrar la basura mientras permanecerán las nubes de moscas y la contaminación”.
La cacica Mamaní acusó al Gobierno de armar “otra mentira tendiente a apaciguar la bronca de todos quienes padecemos el hecho de tener un inodoro colapsado en la puerta de nuestra comunidad”, dijo. “En enero el ahora gobernador Jaldo nos prometió que al basural se lo iba a sacar cuanto antes. Ya va a hacer un año de esto y Medio Ambiente de la Provincia no puede ni siquiera definir aún el sitio adecuado para su traslado”, advirtió la dirigente.
En enero Mamaní fue detenida por encabezar un corte de ruta en la 307 en reclamo del cierre del basural. “Mientras Medio Ambiente no hace nada, la contaminación en nuestro pueblo crece con aves como el tero que se mueren. De la montaña de residuos brotan olores que hacen irrespirable el ambiente. La gente ya no puede comer al aire libre por las moscas y cada vez hay más enfermos”, observó.
“Nadie mide la contaminación de las aguas, del suelo, ni del aire. Estamos todos librados a nuestra propia suerte”, apuntó.
“Queremos que se clausure esta planta y que se abra otra en un sitio alejado del pueblo y que no contamine. Lo que se va a hacer ahora es otro engaño que sólo va a servir para que Tafí del Valle traiga más basura y nosotros nos contaminemos más”, se quejó Miriam Prieto, con casa cerca del vaciadero. “Estamos a un mes del verano y ya no puede permanecer aquí por la nube de moscas que hay. Ni hablar de los malos olores”, añadió.